miércoles, 23 de junio de 2010

El soneto/ Su intrincado recorrido

De la rigurosa métrica del siglo XIII, al desborde visual del XXI.

POR JUAN CARLOS LEMUS

En el principio ya era la poesía y la poesía se hizo verbo escrito. Vagó por extraños caminos. Apareció en el siglo XIII, transfigurada en forma de soneto, con características métricas y rimadas. Tiempo más tarde sufrió modificaciones de las más extravagantes.La rigurosidad formal del soneto, de 14 versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos, trajo consigo la rebeldía de sus propios creadores. Su concepción se atribuye al poeta siciliano Giacomo Da Lentini, en el siglo XIII.

Si en un principio escribirlos fue una tarea sublime, una especie de lo que sería la llama perpetua de la poesía, su forma se transformó en camisa de fuerza. Obedecer al canon era permanecer dentro de una jaula de oro. Fue así como apareció el verso libre. La experimentación, palabra clave para el desarrollo del arte de todo el siglo XX, fue la bandera que sustituyó al solitario poeta que ya no contaba con los dedos sus endecasílabos.

Surge, entonces, un nuevo gozo del cual se pensó que sería la nueva reina de la estética mundial. La poesía bordeó lo sublime y la brutalidad, toda una nueva dinastía de poemas apareció en el horizonte, llenando de pasión y de poder las hojas acariciadas o acuchilladas, según el ritmo interno de cada poeta. La nueva forma tenía la libertad de los caballos que avanzan y bailan, retroceden, se asoman a la orilla de un barranco, saltan entre dos peñones a la manera del caballo del Zorro, y relinchan frente al orificio rojo de su objetivo.

La era de la nueva poesía se asomó también como una llama perpetua que iluminaría todos los costados de la literatura. Pero, de igual manera, eso fue insuficiente; los poetas experimentaron la mezcla de sus textos con objetos plásticos. Pero, si era posible unir la plástica a la poesía, ¿por qué no hacerlo con la música? Y surgió el poema fonético. También eso abrió las puertas a nuevos caminos: el de la irracionalidad, por ejemplo.

Pero retornemos a mucho antes, a los versos de Petrarca, en su Cancionero, que traían delicadeza y belleza intrínseca (“Por hacer más galana su venganza/ y cobrar mil ofensas en un día,/ ocultamente el arco Amor traía/ como el que ocasión busca en su asechanza”); si Quevedo se había animado a inventar una variante, el soneto con eco (es el amor: “...un ardor que si no se mata, mata”, “flechero que al que se retira, tira;/ cadena fuerte que aun de plata, ata;/ y mal que a muchos ha tejido nido”); si en los versos libres, como los de Huidobro, la metáfora era privilegiada (“Mujer, eres más hermosa que el relincho de un potro en la montaña”), la nueva poesía, más rebelde que un asno, protagonizó escándalos con sus modos fonéticos.
El vienés Raoul Hausmann (1886-1971) introdujo el irracionalismo extremo. Su poema Kp’erioum no dice nada -tradicionalmente hablando, por supuesto-, veamos: “pernoumum/ bepretiberrerrebee onnooooooooh glanpouk/ kommpout perhoul/ rreeeeeeEEErreeeee A/ oapderree mglepadonou mtnou/ tnoumt”.

Su interés en destruir las formas estéticas tradicionales dio paso a la combinación de ruidos. Antes ya había publicado su famoso poema Fmsbw.
Man Ray, por su parte, en la misma época (1924), lanzó su Poema fónico mudo, el cual no incluye una sola letra sino solo líneas.

Contrariamente a esa irracionalidad, Darío había devuelto el brillo al soneto, antes de su muerte (1916), aunque no siempre con las normas clásicas sino con versos alejandrinos (Caupolicán, en Azul). El mismo Darío hacía sonetos en los que mezclaba endecasílabos y heptasílabos. También contrarrestaban la irracionalidad los autores de la Generación del 27 (Gerardo Diego, Rafael Alberti o García Lorca) que revitalizaban el soneto; lo mismo hacían otros poetas en Francia (Baudelaire, Rimbaud, Verlaine).
Métrica, plástica, fonética, todo contribuyó a un nuevo movimiento: el concretismo. Su fundación se reconoce a partir de la publicación del manifiesto del grupo Noigandres, en 1956, y ese mismo año se celebró la Exposición Nacional de Arte Concreta de Sao Paulo. En este tipo de poesía no importa cada palabra, sino el conjunto que forma nuevos códigos visuales (por ejemplo, la palabra botella tiene un significado dado por las letras; en el concretismo, “botella” es una palabra cuyas letras pueden dibujar una botella). Eso dio la pauta a la llamada poesía visual (imágenes con o sin palabras).


Poesía digital

Es muy posible que a un auténtico borracho no le interese probar esas bebidas de chef cuyos nombres suenan a tragos para señorita: Martini Gibson, Gin-fizz, margarita, egg-nogg, daiquiri, Manhattan, Alexander, Clericot, Alfonso XIII... y la Bloody Mary que los parió.

Con los tragos sucede lo que con el soneto. Su perfeccionamiento dado por Cavalcanti, Dante y Petrarca; sus nuevos giros lingüísticos con Góngora y Quevedo, además de Lope De Vega y Cervantes, le dieron alteraciones (el Manco de Lepanto puso a conversar a Babieca y a Rocinante) que desde entonces, y con el paso de los siglos, degeneraron en nuevos sonetillos; sonetos con estrambote, dobles, con eco y polimétricos.

Las propuestas poéticas del siglo XX son muy variadas, no siempre universales, y entre ellas se encuentran el futurismo (1909), creacionismo (1916), dada (1916), el surrealismo (1917), ultraísmo (1921), concretismo (1956), estridentismo (1922), la poesía visual (a partir de los años 1950) y la holopoesía (de los años 1980 hasta la fecha). Esta última es el dominio de la poesía del espacio temporal, intangible, donde el signo visual cambia su configuración constantemente, pues pertenece al mundo digital.
Hablamos de textos (con letras, imágenes, sonidos, velocidades, chips), cuyo recurso existe en los medios masivos de comunicación. Ejemplo de ellos son los del artista electrónico Eduardo Kac (www.ekac.org), brasileño cuya obra tiene títulos tales como GFP K-9, “siglas en inglés —escribe—, que significan la proteína verde fluorescente que se extrae de la medusa (Aequorea victoria) del noroeste del Pacífico y emite una luz verde brillante cuando es expuesta a rayos ultravioleta o a luz azul”.


Retornando al tranquilo soneto, éste ha sido llevado, incluso, a la ecología. En marzo del 2005, en Portugal, Fernando Aguiar concretó su Soneto ecológico, cuando sembró 70 árboles dispuestos según la estructura y la rima de ese tipo de poema, en una expresión del más puro Land Art.


Los ramalazos experimentales continúan. Hasta el momento no se sabe a dónde irán a parar o en qué momento la holopoesía será obsoleta. Puede que nos asomemos a la era del aerosoneto, o al cosmos del microscopio. Mientras tanto, dejamos flotando en el espacio la pregunta sobre si la nueva forma de expresar atiende a nuevos y extraños sentimientos ensartados ya en el ser humano.



Ruptura total
Los signos desplazan a las palabras. Hay sonetos visuales, como los de José-Carlos Beltrán (Benicarló, Comunidad Valenciana, España).

Soneto romano:
I
II
III
IV

V
VI
VII
VIII

IX
X
XI

XII
XIII
XIV



De signos
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Soneto contable
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the end, fin, c'est tout.

(guardado como Evolución del soneto/ sonetos/ inicios del soneto/ historia y origenes del soneto)

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